En un país como México, donde la logística es un sector importante en la economía, entender y transformar la forma en que se mueven las mercancías se ha vuelto un imperativo estratégico.
Con esa visión, Control T reunió a líderes del sector en el panel Datos que transforman la logística en México, espacio donde se presentaron los hallazgos del Pulsómetro Logístico 2025 en su tercera edición, que triplicó la participación respecto al primer año, con más de 450 empresas.
Sandra Aragonez, directora senior en Alvarez & Marsal, subrayó que el pulsómetro es un esfuerzo que nace de la colaboración.
“No creo en esfuerzos aislados. Si queremos una visión más enriquecedora y estrategias con verdadero impacto, necesitamos sumar asociaciones, ejecutivos y empresas”, resaltó.
Entre los principales hallazgos, el estudio identificó cinco pilares críticos: planeación, agilidad, colaboración, talento y digitalización, en donde este último se perfila como el reto más urgente.
“Muchas pequeñas y medianas empresas (pymes) siguen operando con herramientas manuales. La transformación digital ya no es opcional, es el habilitador de todos los demás pilares”, enfatizó Aragonez.
El informe también reveló una profunda brecha de costos logísticos entre grandes y pequeñas empresas. Mientras las primeras destinan 9.7% de sus ingresos a logística, las segundas llegan hasta el 18.8 por ciento.
Para cerrar esa brecha, Aragonez propuso tres palancas estratégicas: fortalecer la planeación con modelos predictivos, adoptar esquemas asset-light y digitalizar según el nivel de madurez de cada organización.
Pero los datos también hablan del talento. En palabras de Aragonez, “sin el personal adecuado, sin indicadores y sin visibilidad de resultados, es imposible capturar valor real con la tecnología”.
Desde el Consejo Nacional de Ejecutivos en Logística y Cadena de Suministro (ConaLog), José Guzmán Salas, señaló que no basta con encontrar talento, sino que es imprescindible desarrollarlo. Sin embargo, el estudio mostró que las pequeñas empresas apenas destinan un 5% de inversión a capacitación.
Guzmán propuso para las compañías planear tiempo y presupuesto para capacitar, aprovechar el talento interno como formadores, y vincularse con asociaciones que ofrecen capacitación especializada a bajo costo.
“La capacitación no siempre tiene que venir de Harvard; muchas veces está en nuestro propio equipo o en nuestras asociaciones gremiales”, afirmó.
También advirtió que el rezago en planeación de la demanda, una práctica inexistente en el 48% de las pymes, tiene raíces culturales.
“La logística se sigue viendo como el final del proceso, no como parte de la planeación estratégica. Necesitamos una cultura de colaboración y diálogo entre áreas”, subrayó.
Por su parte, en el contexto del nearshoring (relocalización de líneas productivas), Diego Anchustegui, presidente de la Asociación Mexicana del Transporte Intermodal (AMTI), señaló que la guerra comercial entre Estados Unidos y China posicionó a México como un socio clave, pero la incertidumbre política frena decisiones.
“La demanda de transporte se detuvo, hay sobrecapacidad y tarifas a la baja. Aún así, tenemos que seguir invirtiendo en infraestructura ferroviaria para estar listos ante cualquier escenario del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC)”, consideró.
Anchustegui defendió el potencial del transporte intermodal, que reduce costos en un 25% a 30% y es hasta 75% más ecológico. No obstante, reconoció que muchas pymes no lo utilizan por desconocimiento o falta de acceso a servicios consolidados.
“Estamos trabajando con la Secretaría de Economía para acercar el tren a las pequeñas y medianas empresas”, dijo.
Por otro lado, la inseguridad en carreteras y ferrocarriles sigue siendo un lastre operativo, por lo que para la AMTI, la respuesta debe venir del sector privado.
“Ya no podemos esperar a que el gobierno actúe. La tecnología es la solución, RFID, GPS, cámaras con Inteligencia Artificial (IA), hoy ya no es negociable no tener visibilidad total”, afirmó Anchustegui.
Agregó que el enfoque de seguridad ya no es reactivo, sino predictivo, detectar patrones de robo en puntos críticos, documentar cada apertura de sellos, y proteger al operador con evidencia en caso de accidentes o disputas legales.
Aunque todos los especialistas coincidieron en la importancia de la colaboración, José Guzmán Salas hizo una distinción entre la colaboración “micro”, que se da entre empresas y proveedores, y la colaboración “macro”, donde aún falta integración entre gremios, gobiernos y actores clave.
“En papel, la colaboración existe. En la práctica, cada quien cuida su pedacito. Nos falta colectividad, una visión compartida de futuro”, advirtió.
Añadió que la logística mexicana tiene talento, infraestructura y buenas prácticas, pero muchas veces no están conectadas.
“Lo que necesitamos no es que no nos copien, sino que nos copien más y que compartamos lo que funciona para fortalecer toda la cadena”, enfatizó.